viernes, 24 de febrero de 2012

Sinceramente, me importaría una mierda que te pasase algo. Ya que a ti te importa una mierda como me siento yo. Algún día te lo demostraré, pero no tendrás tiempo de asimilarlo, será muy rápido el movimiento, y la estaca penetrará cada vez más ardiente de dolor en tu corazón, como tú me haces a mí.
La única diferencia es que tú lo haces cada vez que quieres divertirte un rato, solo para echarte unas risas, ¡hala pasemos un tiempo sin hijos!; esa es la diferencia: tú sufrirás una sola vez, y yo...cuanto a ti te de la gana.
Cuánto me gustaría que sufrieras lo que yo sufro por ti, mamá, mas no puedo, ya que estoy condenada a cadena perpetua en una cárcel en la que tú mandas, gracias querida mierda de ley de España. Si estuviéramos donde ambas nacimos, ya habría cogido una puta pistola, y hubiese hecho que mi sufrimiento cesase, manchándome de tu sangre, pero liberada.
La única forma de huir de ti es aguantar, crecer hasta el día que no me puedas controlar, saliendo los sábados, el único día que tengo libertad...si a ti te sale de los ovarios, claro. Pero si no me dejas salir, la única forma que tengo para huir de este manicomio en el que vives, tendré soluciones que tendrán consecuencias, pero no viviré contigo, así que será un alivio. El único inconveniente que tengo a estas soluciones, es que no pienso compartir mi habitación con una panda de gamberros juveniles, ni tampoco quiero que recuerden mi existencia unos pocos, en el fondo de su corazón y algunos lectores que me vieron en una triste página del periódico en un día gris.
Te lo advierto, no seguiré aguantando tus cadenas por mucho más tiempo como lo hizo mi hermano. No seré así de agradable. El infierno lo vivirás tú, no yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario